Arquímedes nació en el año 287 a.c. y murió en 212 a.c. (Siracusa, Sicilia). Destacó en las matemáticas, geometría, hidrostática, ingeniería y en otras diversas materias, con una notable influencia pitagórica y euclidiana. Grandes científicos de la talla de Leonardo Da Vinci (1452-1519) se interesaron por sus investigaciones (“el equilibrio de las figuras planas”, principio de hidrostática de Arquímedes). Arquímedes fue el primero en sentar las bases de las matemáticas actuales, pasando por Galileo y Newton.
Destacó como ingeniero, siendo su primer invento el “tornillo hidráulico”. Este artefacto se empleó en Egipto para regar los terrenos alejados del Nilo, y en Hispania para drenar las galerías inundadas en las minas.
Se le conocía como el “sabio despistado” porque cuando se concentraba en los problemas que trataba de resolver se olvidaba de comer y de su propio cuidado; dibujaba figuras geométricas en cualquier sitio y se quedaba mirándolas ensimismado.
Fue temido y admirado por los guerreros romanos durante las guerras púnicas (Roma vs Cartago), especialmente por el cónsul Marcelo. Construyó multitud de artefactos bélicos para evitar que la ciudad de Siracusa cayera en manos de Roma (Siracusa pertenecía a una región de Sicilia bajo el dominio de Cartago). Las catapultas de Arquímedes no dejaban ni un solo ángulo sin cubrir y se escondían tras las murallas, por lo que los romanos pensaban que estaban luchando contra Dios.
Inventó grúas que levantaban las proas de las naves romanas dejándolas caer de golpe contra el mar, hecho que suponía su total destrucción. Empleó “espejos ustorios” (“ustor” en latín significa “quemador”) para quemar las embarcaciones enemigas. Cuando los romanos veían sobresalir del muro alguna cuerda o trozo de madero huían con auténtico pavor sólo de pensar en lo que podía estar tramando contra ellos.
Finalmente Siracusa fue tomada por los romanos por despiste de los siracusanos que en aquel momento celebraban festejos en honor a Ártemis. El mismo Arquímedes fue asesinado por un soldado romano mientras estaba concentrado en un problema. Hay versiones de la historia que cuentan que el soldado tenía la orden de detenerlo y llevarlo ante el cónsul, pero Arquímedes estaba tan concentrado en un problema que no quiso “acompañarlo”. Ante semejante desobediencia el soldado lo mató. El cónsul Marcelo no dudó en castigar al autor de la muerte de Arquímedes, ya que lo admiraba profundamente.
Por petición expresa del propio Arquímedes, en su lápida funeraria se dibujó una esfera dentro de un cilindro con la inscripción de la relación matemática entre ambos, en honor a su teoría de la cuadratura del círculo. Era la teoría de la que más orgulloso se sentía, y la que le permitió acercarse lo máximo posible al santo grial de las matemáticas de la antigüedad.
Hoy en día la tumba de Arquímedes yace en Siracusa pero ha perdido su lápida.
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