La visualización creativa

11.02.2016 11:33

Quiero hablaros de una técnica de la que se ha escrito largo y tendido, tal vez con un enfoque limitado a cuestiones específicas que afectan al ser humano en un ámbito determinado (profesional, relaciones de pareja, etc.). No obstante, en mi foro interno pienso que puede tratarse de la pieza angular o llave maestra que conecta el mundo físico macroscópico con el universo microscópico a través del plano espiritual y emocional.

Dado que no soy más que una aficionadilla a todos estos temas, mi léxico y terminología científica pueden dejar mucho que desear, así que espero que eso no se convierta en el eje de este artículo. Espero que sepamos ver más allá de la carencia técnica y nos centremos en las ideas que subyacen en el contenido del mensaje.

La primera vez que leí sobre la visualización creativa fue en un libro de interpretación de los sueños. Además de ser un diccionario onírico contenía interesantes capítulos relacionados con los sueños lúcidos, viajes astrales, estados de duermevela, etc. Mi interés vino originariamente por los estados de duermevela. Sé que todas las personas vivimos casi a diario alguna experiencia en estado meditativo, hipnótico o contemplativo. Lo que ocurre es que no le prestamos atención o ni siquiera somos conscientes de que sucede.

Hace unos años descubrí que mientras me encontraba en un estado intermedio entre la vigilia y el sueño, surgían imágenes y conversaciones de las que no era responsable, es decir, no era yo quien las escogía. Simplemente llegaban a mi mente y las veía pasar como si de una película se tratara. Desde pequeñita me gustó tratar de retener el hilo de la “película” sin que se esfumara la magia del momento. Si lo habéis vivido alguna vez (seguro que sí), os daréis cuenta de que en cuanto nos hacemos conscientes de lo que estamos viendo y escuchando, todo ello se desvanece hasta tal punto de no poder recordar absolutamente nada.

Más tarde fui leyendo sobre el tema. Los grandes genios de la historia obtuvieron las respuestas a sus problemas precisamente durante dichos estados meditativos o hipnóticos. A veces mientras tomaban un baño en su casa, otras veces tocando algún instrumento musical y muchas veces a través de los sueños. Todo apuntaba a que los estados de duermevela eran estados altamente creativos y espiritualmente enriquecedores.

Hace unos años viví una experiencia personal que me derribó casi por completo. Gracias a los pésimos momentos sufridos sé que cuando todo parece perdido nos surge la milagrosa capacidad de aferrarnos a lo más ínfimo que nos ayude a flotar. En mi caso me dejé llevar por la nada. Me sumergí en las profundidades de mi ser, simplemente cerrando los ojos y dejándome caer.

Caí tanto que me encontré con todo y nada a la vez, y me di cuenta de que todo estaba bien, de que ahí se podía estar tranquilamente sin que nadie me hiciera daño, sin que nadie me molestara. Allí encontré mi refugio. Con el pasar de los días fui incorporando paisajes y personas reales o ficticias en mi mundo interior. Podía permanecer en aquel lugar todo el tiempo que quisiera y por supuesto podía visitarlo tantas veces como lo necesitara.

Cuando mi mente se siente agobiada, triste, confusa, preocupada o frustrada, me siento en un lugar tranquilo y oscuro, a poder ser envuelta por un aroma natural que me suscite alguna emoción agradable. Cierro los ojos y me dejo caer. Poco a poco los malos pensamientos van perdiendo intensidad y van surgiendo imágenes, conversaciones, circunstancias estremecedoras que me hacen sentir sentimientos reales. Al principio de la experiencia me dejo llevar por el estado hipnótico y permito que se muestre el contexto de la historia. Una vez situada en el escenario y envuelta por las circunstancias comienzo a añadir mis propias imágenes, palabras y hechos. Ahí surge la visualización creativa.

He podido comprobar que cuando visualizo una escena con el deseo auténtico de que ocurra en el mundo exterior, ocurre. El matiz está en que no todo lo que pensamos que queremos lo deseamos realmente. Lo diré de nuevo: no todo lo que pensamos que queremos lo deseamos realmente. Tal vez nuestro deseo se queda a medio camino porque el miedo nos lo impide, pero a fin de cuentas no tiene en nuestro interior la intensidad que un deseo debe tener. Cuando el miedo sale al paso los deseos dejan de ser deseos. Es de vital importancia tener presente este hecho.

Lo que finalmente visualizamos con la pura intensidad de un deseo tiene el poder absoluto de convertirse en realidad. Científicamente hablando existen numerosas investigaciones que han demostrado que la intención consciente de un observador es capaz de alterar la aleatoriedad física. Se han hecho demostraciones con medidores que registran las desviaciones provocadas intencionadamente por personas individuales o por un colectivo sobre aparatos que interpretan en lenguaje binario el comportamiento aleatorio de las células a nivel microscópico.

De la misma manera que no se ha demostrado que la intención consciente de una persona es capaz de modificar su entorno físico a una escala macroscópica, sabemos que sí es posible hacerlo a una escala microscópica, con todo lo que ello supone. Si somos capaces de alterar el comportamiento a nivel celular tan sólo con nuestra intención o consciencia, somos capaces de hacer aquello que deseemos, desde los procesos de sanación hasta la plenitud de nuestra felicidad.

Desconozco el impacto que este descubrimiento causa en vosotros. Sin embargo, os puedo asegurar que a mí no me deja indiferente. Me llena de una energía especial, explosiva y revitalizadora de cara a entender la vida y a saber vivirla. Vivirla con plenitud y al mismo tiempo con relatividad, siendo la única responsable de su rumbo y de sus consecuencias.

Pienso que la teoría del todo existe. Que hay un todo y que hay una teoría que lo explica. No sé si llegará el día en que estemos preparados para comprenderla y exponerla. No sé ni siquiera si esto será posible o si lo que alcancemos a entender tan sólo será un “todo parcial” al alcance de nuestras mentes limitadas. Sea lo que sea deduzco con mi mente limitada que hay un todo ilimitado que tenemos el placer de rozar si lo deseamos.

Tengo serias dudas de que mientras estemos en un mundo físico podamos moldear lo ilimitado… pero de lo que no guardo reservas es de que podemos cerrar los ojos, dejarnos caer, restregarnos los miedos, abrazarnos a nuestros deseos y hacerlos realidad en el mundo en el que vivimos. Manos a la obra.

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