Escoger el camino del amor

¿Qué decisión tomar cuando se nos presenta un dilema emocional? Puede parecer que existan multitud de opciones (o ninguna), pero en realidad todas ellas nos conducen a dos caminos posibles: el sufrimiento o el amor.

Mi experiencia me ha enseñado que el camino del amor está estrechamente ligado a la acción; lo contrario ocurre con el sufrimiento, fruto de la ausencia de acción, de la resignación, de la parálisis.

El amor garantiza el sosiego del alma, la calma, la quietud, la tan ansiada paz interior. ¿Pero estamos preparados para acoger el amor? Para ser capaces de regalar cariño, comprensión y compasión, primeramente debemos sentirlo con nosotros mismos, y ésa es la tarea más difícil.

Siempre he pensado que los mayores enfados se tienen con uno mismo. Es posible que parezca que nos hemos enfadado con otra persona, pero en realidad este fenómeno se debe a que en un término inferior a 60 segundos, nuestra mente busca y encuentra un hecho externo hacia el que proyectar nuestro malestar. En un instante se realiza una exhaustiva búsqueda de la que no somos conscientes, y finalmente damos con la justificación perfecta para demostrarnos a nosotros mismos que efectivamente un hecho (o persona) ajeno a nosotros ha provocado nuestro disgusto. Así nos quedamos tranquilos.

Reconocer que somos nosotros los que hemos “fallado” y que somos nosotros la causa de nuestro propio malestar, resulta demasiado duro, ya que al final del proceso deberíamos aceptarlo sin reservas, comprenderlo, perdonarlo con cariño y cambiarlo, para que no vuelva a suceder. Por ello creo firmemente que la acción sólo puede producirse desde el amor.