El hilo dorado

15.10.2013 19:14

Hace meses que llevo sintiendo que es hora de avanzar. De ralentizar el ritmo de la vida y de avanzar como ser humano. Comprometerme con la vida y crear una familia. Creo que lo que siento no hubiera sido posible si mis inquietudes intelectuales y profesionales no estuvieran actualmente satisfechas. En mi caso personal me atrevo a afirmar que debe ser así.

Vuelvo la mirada hacia atrás y todavía observo con total claridad las decisiones que tomé en mi vida motivadas por la frustración. Si tuviera que resumir dicha frustración en una sola frase, o mejor aún, en dos palabras, se titularía: "¿Quién soy?".

No hace demasiado una muy buena amiga me regaló una bonita expresión para referirnos al camino del corazón. Fue inevitable no adueñarme de semejante receta mágica, así que desde el día 19 de agosto de 2013 la he incorporado a mi diccionario vital: "sigue tu hilo dorado".

Hace 5 años me pareció ver por primera vez unos destellos dorados a mi alrededor. Al principio aparecían aleatoriamente y me resultaban divertidos. Poco a poco comenzaron a estar más presentes en mi casa, en mi trabajo, en mi mente y en mi corazón. Se interponían en todo lo que hacía y nunca me sentía satisfecha de nada.

Cuando me di cuenta no podía librarme de ellos, no permitían que me concentrara en las cosas más importantes de mi vida. Acabé medio loca tratando de entender qué me estaba sucediendo.

Decidí no seguir luchando en mi contra y dejarme llevar. Recorrí un camino duro, con alegrías y tristezas, con comodidades y carencias, con amor y desamor, pero sobretodo crecí como persona. Cierto es que gracias a las adversidades aprendí a ser mejor persona y a ver mis debilidades.

Me di cuenta de que aquella frase que un día mi padre dijo al rellenar un cuestionario del colegio ("mi hija no tiene defectos") no era verdad, y que tenía muchas cosas que mejorar. 

Todavía sigo en el camino. He recuperado los pequeños grandes detalles que me inspiran el alma, y he superado retos que incluso un par de años atrás me  planteaba con recelo, por amor propio y con la esperanza de que los milagros existieran.

Pues bien, los milagros están en uno mismo, y ocurren cuando creemos en ellos, pero sobre todo ocurren cuando creemos en nosotros mismos.

Si tienes la gran suerte de ver destellos a tu alrededor, recuerda, "sigue tu hilo dorado".

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