¿Os habéis puesto a pensar en lo bonito que puede resultar ver caminar a alguien? Uno de mis entretenimientos de camino al trabajo es tratar de caminar en línea recta, siguiendo el dibujo de las baldosas de la acera. Obviamente lo hago por momentos, ya que de lo contrario alguien pensaría que soy una repelente engreída que finge ser una modelo mientras va por la calle.
Aunque no me molestan los pensamientos negativos de las personas que no me conocen, me atrevo a decir que los pocos que me sorprenden en mitad de mi juego no me miran mal, al contrario, es como si algo bonito les llamara la atención.
Esta tarde venía observando el caminar de las personas, y mi conclusión es que la forma de mover las piernas marca una gran diferencia. Un paso coordinado, pausado, firme y estilizado es precioso, da un estilo único a la persona. La cambia por completo. Se puede caminar con las piernas en paralelo, casi de puntillas, con los pies en forma de “V”… hay una gran diversidad de maneras, y a todo esto le acompaña el balanceo del cuerpo, el ritmo natural de nuestro tronco.
Un acto tan sencillo como el de caminar conquista corazones. En realidad, más que “sencillo” la palabra idónea sería “ordinario”, ya que no debemos olvidar lo complicado que es aprender a caminar… pero todos lo logramos, así que se convierte en un acto ordinario, común.
Actos tan comunes como el caminar, comer y hablar hacen que una persona brille con luz propia. Una persona que sabe caminar con delicadeza, ritmo pausado y elegancia; sabe comer con suavidad y cuidado; y habla prestando atención al significado exacto de los términos que emplea, es puro arte. A mí personalmente me embarga todos los sentidos… una imagen bella, el sonido de la sutileza, el tacto perfecto de las palabras, el gusto de lo exquisito y el aroma de la elegancia.
Caminar no nos hará mejores o peores personas, pero sí nos hará personas más agradables. Las percepciones agradables son energía positiva que nos rodea y desprendemos en todo nuestro entorno. La energía positiva atrae más cantidad de energía positiva, lo que supone una mayor exposición a percepciones agradables que a su vez se retroalimentan.
Cuánta verdad junta cuando se dice que la felicidad está en los pequeños detalles… y que el secreto del éxito está en nosotros mismos… ¡A caminar!
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