Hay tres fenómenos relacionados con la potencialidad del ser humano que siempre he creído firmemente que son ciertos; más aún, en el fondo de mi razonamiento infinito no entiendo cómo es posible que no seamos capaces de vivirlos de forma más accesible y de ser alcanzados por la inmensa mayoría de la humanidad.
El primer tema consiste en nuestro ser eterno que para mí no es otra cosa que el alma. ¿Cómo es posible que la existencia del alma eterna no haya sido todavía irrefutablemente demostrada?
La segunda reflexión se refiere al conocimiento y al proceso de obtención del mismo por parte de nuestro cerebro: aprendizaje. No hay día que no piense en... ¡cómo es posible que no podamos obtener el conocimiento que queremos con sólo desearlo!
Y la tercera cuestión viene de la autosanación. No tengo ninguna duda de que cada uno de nosotros somos potencialmente capaces de sanarnos tanto emocional como físicamente. Disponemos de esa capacidad innata. ¿Cómo es posible que a día de hoy no la hayamos desarrollado de forma generalizada en la población?
Cada uno de estos tres temas podría dar lugar al argumento de miles de libros. En mi caso me ceñiré a compartir con vosotros mis impresiones personales en cada caso. Espero que mi mente no divague demasiado y que pueda transmitiros un pequeño brillo entre todos mis pensamientos.
El alma eterna. Detente un momento a pensar sobre el ser que está dentro de ti, más allá de tu cuerpo físico. Ese ser que siente, que piensa, que desea, que teme, que habla, que aprende, que se esfuerza, que se entristece... ese ser que sale desde el fondo de nuestro "pozo" infinito. No es posible que en algún momento deje de existir, o dicho de otro modo, me niego a pensar que hasta nuestro nacimiento no existiese. Como dice el gran escritor Jorge Bucay, nuestro cuerpo físico no es más que el carruaje del que tiramos, con un par de apasionados caballos que actuarán siguiendo las instrucciones de un experimentado conductor. Debemos cuidar nuestro carruaje, que luzca brillante y nuevo como el primer día, y debemos dominar nuestros caballos, nuestras pasiones, para disfrutar del camino y no volcar antes de llegar a nuestro destino.
A veces me sorprende al recordarme siendo más jovencita e incluso de niña. Obviamente mis pensamientos y mis reflexiones no eran las mismas ahora y antes, pero sí creo que fuera la misma en esencia. Creo sinceramente que nuestra alma eterna evoluciona junto con nuestra mente y nuestro cuerpo desde que establece contacto con este último. Ese fenómeno es precisamente el proceso de "recordar". El objetivo del alma a lo largo de nuestra vida consiste en evolucionar, y la evolución no es otra cosa que recordar y alcanzar la máxima pureza.
Para alcanzar la máxima pureza el alma necesita recordar lo que ya sabía porque sino siempre nos quedaremos a medio camino sin llegar a la máxima pureza. ¿Y qué sentido tiene alcanzar la máxima pureza? Sólo cuando el alma se deleita somos felices y esto lo sentimos cada día de nuestra existencia. Cuanto más evolucione el alma y más pura se vuelva más cerca estaremos de la dicha eterna, nuestra última razón de ser. El ser humano ha nacido para ser infinitamente feliz y ése es su objetivo y su deber. Pensad que el alma ya es eterno y dichoso, sólo que cuando establece contacto físico con nuestro cuerpo pierde esta cualidad ilimitada. Digamos que sacrifica su potencial infinito para poder disfrutar de una vida terrenal limitada y finita. El secreto está en ser conscientes de que el alma está en nosotros, de que nosotros somos el alma y de que podemos recurrir a ella para buscar la felicidad eterna y el amor incondicional.
La obtención del conocimiento mediante el aprendizaje. Tal vez seáis conscientes de poseer algún don que hace que de forma inexplicable seáis capaces de saber el "resutado" de algo o de llevar a cabo alguna actividad creativa sin la necesidad de pasar por un aprendizaje. Hay personas que componen sin saber solfeo, que tocan el piano sin saber transcribir lo que tocan, que saben el resultado de una multiplicación sin haber realizado el cálculo consciente o que saben que si mezclan el negro con el rojo no van a obtener el tono deseado. Simplemente lo saben y no lo han aprendido mediante un proceso de aprendizaje. Sin embargo, las personas que no tienen esas cualidades (seguro que tienen otras) deben aprender siguiendo un proceso de aprendizaje aquello que quieren hacer para obtener los resultados deseados.
Tal vez penséis que esto sólo les ocurre a una pocas personas privilegiadas, pero en absoluto es así. Os pondré un ejemplo. Cuando estáis esperando a cruzar un paso de cebra es posible que os aventuréis a cruzarlo aun sabiendo que se aproxima un coche a una cierta velocidad. Cuando tomáis la decisión consciente de cruzar el paso de cebra sabéis perfectamente que seréis capaces de cruzarlo antes de que llegue el coche. Sólo os basta mirarlo un par de veces para ser conscientes de su velocidad y por lo tanto de la velocidad que vosotros mismos necesitaréis tomar para llegar al otro lado sanos y salvos. Todos lo hacemos porque todos somos capaces de saberlo con sólo observar.
Ahora bien, si alguien os preguntara a qué velocidad venía el coche, la distancia que había entre él y vosotros y por lo tanto la velocidad que necesitabais tomar para poder cruzar el paso de cebra a tiempo... ¿qué le responderíais? Personalmente no tendría ni idea. No he necesitado hacer ningún cálculo para saberlo, pero os aseguro que en la clase de física se aprende a obtener todos estos números para que lleguemos a salvo al otro lado de la calle. ¡Recordad los exámenes de física! Sin embargo nosotros ya sabemos la respuesta que necesitamos en nuestra vida sin tener que hacer ningún cálculo, es decir, sin la necesidad de aprender. Esta capacidad innata que tenemos todos se llama "intuición" y es la máxima inteligencia a la que tenemos acceso ilimitado sólo si queremos.
Los genios de las matemáticas suelen decir que conocen la respuesta de una ecuación larga y compleja simplemente porque el resultado les viene dado, sin más, sin la necesidad de realizar ningún cálculo. Estamos exactamente ante el mismo supuesto. Lo que ocurre es que una vez más la inteligencia infinita de nuestra alma se "delimita" en el momento en que establece contacto con nuestro cuerpo físico. Podemos decir que en algunas personas se producen ciertos "errores" o deslices durante dicho proceso de toma de contacto, que hacen que tengan determinadas cualidades extraordinarias y accedan más fácilmente a su inteligencia ilimitada o intuición.
Cada uno sabemos en qué temas o momentos tenemos dicha capacidad extraordinaria. En mi caso sé que cuando veo ante mí un ejercicio de series lógicas, las letras y los números me surgen con cierta facilidad rellenando los espacios que deben ser completados. No soy consciente de haber hecho ningún cálculo pero ahí está el resultado ante mis ojos. Cuando experimento un momento así lo puedo describir como una cuenta atrás (tic tac tic tac) con una actividad cerebral que percibo como muy alta y que me recuerda a un duende que está maquinando un plan mientras sus ojos no paran de moverse de un lado a otro, de arriba abajo, moviendo sus pulgares en círculos uno sobre el otro al son del tic tac.
Reflexionad sobre ello. Espero que estas líneas despierten en vosotros la curiosidad para acceder a este conocimiento ilimitado mediante el desarrollo de vuestra intuición.
El tercer y último tema: la capacidad de la autosanación. Estrechamente relacionado con los dos puntos anteriores, creo firmemente que tenemos la capacidad absoluta para autosanarnos. ¿Cómo? Mediante la visualización creativa. Imaginando, pensando y actuando como si estuviéramos curados. ¿Cuántas veces "hemos estado enfermos" porque pensábamos que cumplíamos todos los síntomas de una determinada enfermedad, y resulta que después de hacernos todas las pruebas hemos descubierto que no lo estábamos? ¿Os habéis dado cuenta cómo desaparecen los síntomas de forma automática?. O al contrario, ¿cuántas veces nos hemos sentido muy bien hasta que nos han diagnosticado alguna enfermedad? Automáticamente comenzamos a sentirnos mal. En los casos más flagrantes incluso tratándose de un diagnóstico erróneo, hemos conseguido enfermar nuestro cuerpo.
Mi consejo es que eliminemos de nuestro pensamiento cualquier resquicio de posibles enfermedades, diagnósticos potenciales o esos típicos "y si..." y los reemplacemos por imágenes de nosotros mismos sintiéndonos genial, haciendo lo que creemos que nunca seremos capaces de hacer, recreándonos en conversaciones imaginarias con otras personas donde intercambiamos nuestras sensaciones positivas, hablamos de nuestro bienestar, de nuestra magnífica salud. Más de uno nos llevaremos una grata sorpresa si lo practicamos habitualmente o mejor dicho, si incorporamos esta práctica a nuestra vida cotidiana.
El poder de la visualización creativa no tiene límites ya que nuestra imaginación es lo único terrenal que no tiene límites (junto con los sueños) y esa es nuestra fuente para acceder a nuestra esencia infinita, a nuestras capacidades ilimitadas, a nuestro poder de autosanación.
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