Ciudadanos del mundo

20.08.2013 12:01

A veces nos preguntamos cuál es la receta mágica que garantiza la seguridad en una ciudad grande. Estando ahora sentada en una terracita del barrio del Raval, en plena mañana de agosto, observo cómo cada cinco minutos la guardia urbana se deja ver por las calles.

Es una sensación muy reconfortante el sentir que hay cierta seguridad por estos barrios entrañables, que tan sólo recordamos por su mala reputación. Sin duda alguna, pienso que es un dinero público muy bien empleado. Como mujer sola lo creo, pero me pongo en la situación de las mujeres que van con niños, o simplemente de los padres que tienen hijos, y en verdad que es tranquilizador.

Hace apenas una semana que volví de Nueva York. Me llevé una grata sorpresa al experimentar durante mi prolongada estancia, que por muy mal que una calle pintase, o sus gentes lo pareciesen, nadie dudaba de ser amable contigo, y nadie se planteaba delinquir. El escenario pintaba feo, pero nunca pasaba nada.

La percepción que tuve, es que después del trabajo bien hecho del ex alcalde Rudolph Giuliani (1994-2001), la imposición de la bondad y del respeto dejó de existir, y se transformó en una forma de vida, arraigada en los valores de sus ciudadanos.

Esa actitud forma parte del presente de cada uno de sus habitantes, está intrínseca en su personalidad. Considero que fue todo un éxito lograrlo, porque así y sólo así, se garantiza el relevo generacional de los valores. La educación que estas gentes dan y darán a sus hijos es y será un regalo innato.

Espero que tan admirables principios pervivan en Nueva York y se extiendan como valores ejemplificadores por todo el planeta. Al fin y al cabo NYC es la ciudad de todos, es la ciudad del mundo. No me cabe duda.

—————

Volver