¿Qué es la vida?

16.05.2015 19:47

¿Qué es la vida? Me lo pregunto continuamente. ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué sentido tiene todo esto? La verdad es que no lo sé. Sólo sé que dentro de mí hay alguien que está siendo testigo del pasar del tiempo y que permanece ahí. Permanece pero siendo cada vez más sabio, por llamarlo de alguna manera.

Cuando me doy cuenta de que me he hecho mayor, trato de alcanzar con mi mente los cientos de momentos y vivencias de cuando era pequeña. Esa también era yo, pero no pensaba ni actuaba como yo. ¿Cómo es posible? Tal vez lleguemos a un punto de la madurez en el que nuestro ser alcanza la cima (o alguna de las cimas), y es entonces cuando contemplamos desde esa altura lo que fuimos, lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que quisimos y lo que no quisimos. A veces no nos reconocemos, ¡pero es que éramos unos niños!

A pesar de saber que era una niña, me cuesta entender que haya cambiado tanto. Es una sensación extraña, como si otro ser hubiera estado ocupando mi cuerpo, al mismo tiempo que conservo todos sus recuerdos intactos. La cuestión es que sea lo que sea lo que llevamos adentro que hace que pensemos, sintamos, nos movamos, hablemos… es imperecedero. No es posible que mi “yo” deje de existir algún día, o visto desde otra perspectiva, es imposible que mi “yo” no haya existido antes de mi nacimiento.

¿Os habéis preguntado alguna vez algo así? No hablo de vuestro cuerpo físico. Hablo de vuestro ser, de lo que lleváis adentro, de vuestro motor, de lo que Aristóteles pensaba que debía ser nuestro corazón. Yo prefiero llamarlo “Alma” o “Ser”. Nunca se calla, siempre nos acompaña, en lo bueno y en lo malo. No me refiero a la voz de nuestra conciencia, me refiero a lo que nos empuja (valga la redundancia) a ser. En ocasiones he pensado que el concepto de Dios que la inmensa mayoría conoce y comparte, no es más que una errónea interpretación. En realidad, Dios no es más que nuestra pura existencia, que habita como una semillita nuestro interior.

Desde mi experiencia puedo deciros que las personas no están preparadas para escuchar una frase como “Dios no existe”. ¿Por qué? Porque han convertido a Dios en el causante de su suerte y de su desgracia. Cuando las cosas van bien se lo debemos a Dios, y cuando van mal… sólo debemos confiar en Dios. ¿Pero de verdad pensáis que hay que confiar en Dios… o más bien en nosotros mismos…? Somos nosotros los que decidimos levantarnos y actuar, o decidimos rendirnos y quedarnos tirados en la cama, sin hacer nada, vencidos, como si no pudiéramos hacer otra cosa. Por favor… si en esta vida hay alguien que puede cambiar nuestra vida… ¡somos nosotros mismos!

Qué fácil es quedarse sentado y esperar a que las cosas simplemente sucedan. En realidad hemos leído muchas frases que parecen querer decir algo similar, pero no es eso lo que quieren transmitir. Hay que esperar a que las cosas nos vengan dadas tal y como las queremos, sí, pero una vez que trabajamos cada día en la dirección que deseamos. Los golpes de suerte esconden tras de sí mucha ilusión, pensamiento positivo, trabajo interior y esfuerzo para atraer lo que se desea. Sólo así llegará lo que queremos que llegue.

Si no movemos un dedo en la dirección que queremos, viviremos a la deriva y ocurrirá lo inevitable: volveremos a cometer el mismo error una y otra vez, como si estuviéramos atrapados en un círculo vicioso sin salida. Y pensaremos… “es que tengo muy mala suerte. Dios no me quiere”. Mi respuesta es simple: “Tú no te quieres. Déjale en paz a Dios, no tiene la culpa de tu falta de iniciativa y coraje”.

Dicho lo anterior, ¿qué es la vida? Creo que la vida es una etapa de transición en lo terrenal. No sé exactamente para qué estamos aquí, pero ya que se nos da un cuerpo, todo me hace pensar que debemos disfrutar lo máximo posible de lo terrenal, sin olvidarnos de nuestro ser que nos guiará en descubrir nuestras pasiones terrenales. A veces pienso que nuestro objetivo en la vida está estrechamente ligado a nuestra vocación, talentos y pasiones. En la medida en que nos acercamos más en su descubrimiento y éxito, nuestra alma trasciende, se vuelve más pura y más amorosa. Cuando fluimos somos todo amor. Ahí está la clave. ¿Y cuándo fluimos? Cuando estamos en nuestro “elemento”, en nuestro talento, en nuestra pasión.

Y qué sucede si tienes casi cuarenta años (como yo) y pareces un bicho raro porque no tienes pareja ni hijos.... ¿Quién dijo que la vida era casarse y tener hijos? Tal vez sea fantástico hacerlo, pero no tiene por qué convertirse en la misión de nuestra vida. De hecho, si nuestra alma trasciende y vivimos en un fluir incesante, el amor llegará. Y será un amor tan puro y auténtico que éste sí que será para siempre.

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